El hermano menor de Jesús, Amós, nació en el año 7 d.C., pero murió trágicamente a la edad de cinco años en el año 12 d.C. Durante este tiempo de tristeza, María buscó a Jesús en busca de apoyo y lo reconoció como el líder de la familia.
Resumen
Amós era el hermano menor de Jesús y el octavo hijo de María y José. Jesús tenía trece años cuando Amós nació el 9 de enero del año 7 d.C. Su padre, José, murió en septiembre del año 8 d.C., cuando Amós aún era un bebé. En diciembre del año 12 d.C., Amós murió cuando aún no había cumplido los cinco años. María confió únicamente en Jesús para que la apoyara durante este tiempo de tristeza y reconoció plenamente a Jesús como el verdadero líder de la familia. Fue el optimismo de Jesús lo que ayudó a María y a su familia a tener esperanza de días mejores por delante.
Nace Amos
El domingo 9 de enero del año 7 d.C. por la noche, nació el hermanito de Jesús, Amós. Jesús se llevó muy bien con Amós durante toda su juventud.
Muerte del joven Amos
El sábado 3 de diciembre por la tarde, 12 de diciembre, el pequeño Amos murió después de una semana de enfermedad con fiebre alta. Le faltaba solo un mes para cumplir los seis años.
Tristeza y desesperanza
María confió únicamente en Jesús para obtener apoyo durante este tiempo de tristeza. Fue durante este período que María reconoció plenamente a Jesús como el verdadero líder de la familia, y demostró ser digno. Durante los cuatro años anteriores, el nivel de vida de la familia había ido disminuyendo gradualmente, sintiendo el peso de la pobreza creciente. A finales de este año, se enfrentaron a una de sus experiencias más desafiantes hasta el momento. James, el hijo mayor, aún no había empezado a ganar mucho, y los gastos de un funeral, además de todo lo demás, los abrumaban. Sin embargo, Jesús, con su optimismo inquebrantable, tranquilizó a su madre preocupada y afligida. Él le dijo: «Madre María, la tristeza no nos ayudará; Todos estamos haciendo lo mejor que podemos, y la sonrisa de mamá, tal vez, incluso podría inspirarnos a hacerlo mejor. Día tras día nos fortalecemos para estas tareas con la esperanza de que vendrán días mejores».
A pesar de sus difíciles circunstancias, los niños vivieron en un ambiente de esperanza gracias a la valentía y el optimismo contagiosos de Jesús. Esta mentalidad positiva contribuyó en gran medida al desarrollo de su carácter fuerte y noble.